La ansiedad, dice relación con un estado emocional desagradable asociado a un cambio en el estado mental y fisiológico, tiene por tanto un correlato importante en el cuerpo, y es ahí donde podemos poner nuestra atención para poder captar cuándo ésta emoción se está iniciando. Parte de la respuesta fisiológica y conductual de la ansiedad, implica activar en nuestro cuerpo la función del sistema nervioso autónomo simpático y con éste, se emiten una serie de señales como el aumento del ritmo cardíaco, sudoración, temblor, hiperventilación, enrojecimiento, alteraciones vasomotoras, entre otras.
La ansiedad, muchas veces corresponde a la expectación temerosa frente a un peligro eminente e inevitable, la creencia de que algo malo puede suceder sin que ese "algo" sea tan objetivable. Es por esto, que muchas veces no nos damos cuenta de que estamos ansiosos hasta que alguien nos refleja y nos dice "estás preocupado", cuando nos ven agitados, inquietos o dispersos. Ahora bien, anclar nuestra atención al cuerpo y estar más conectados con las señales físicas de esta emoción, nos va a permitir reconocerla a tiempo y poder hacer algo efectivo frente a ella. Porque todo lo que hacemos puede aumentar o disminuir, este estado psicofisiológico.
Un estado de ansiedad crónico, que se ve muy presente frente a distintos eventos vitales estresantes, entre los que pueden estar la vivencia de un diagnóstico como la infertilidad y sus tratamientos asociados; trae consigo el generar a nivel nervioso un estado de hiperalerta y desequilibrio, que puede afectar de distintas maneras. A nivel neuroendocrino, frente al estrés crónico se secretan una serie de hormonas como la adrenalina, cortisol, prolactina, endorfinas; y estas hormonas generan respuestas en nuestro cuerpo, algunas de ellas pudiendo llegar a inhibir la producción o maduración de los óvulos y espermatozoides. En consecuencia, ocuparnos de la ansiedad y sus señales físicas es una forma de cuidar también nuestra fertilidad.
¿Cómo ocuparse de manera efectiva de esta emoción?
1. Mejora las condiciones que te ponen vulnerable a este estado emocional desagradable: cuida tus horas de sueño y alimentación. Trata cualquier enfermedad física o emocional a tiempo que pueda estar afectando tu salud. Evita estresores como drogas, alcohol, cafeína, etc. Ocúpate de sentirte competente y a gusto, conecta con tus intereses, con actividades que te generan refuerzos positivos y te permiten disfrutar.
2. Aumenta la conciencia sobre tus estados emocionales: reconoce tus emociones, dónde la sientes (cuerpo) y los gatillantes que te ponen más vulnerable a caer en esta ansiedad, ej. el tipo de comunicación del equipo médico con nosotros cuando estamos a la espera de un resultado, el tener que inyectarme, días antes de que se complete nuestro ciclo y estemos a la espera de saber si "resultó o no", entro otros. Reconoce cuáles son esos momentos más vulnerables, para poder ahí activar un plan que te ayude a modular la intensidad de la emoción y sentirte contenida/o.
3. Elige alguna práctica de relajación que te sea afín: es momento de ocupar herramientas que se ha probado contribuyen a generar una respuesta psicofisiológica opuesta, es decir, de relajación. Para ello existen varias alternativas: yoga, meditación, atención plena o mindfulness. Haz de esto una practica diaria.
4. Escribe: lleva un diario en donde puedas escribir tanto tus pensamientos como emociones, hacerlo ayuda a poder identificar lo que nos sucede y poder modular la intensidad de ello al poder leerlo en otro momento. Identifica sobre todo, aquellas afirmaciones o pensamientos del tipo "blanco o negro", y trata de registrar al lado alguna afirmación más equilibrada a eso que te dices o piensas.
5. Anticipa respuestas: la prevención de respuesta es una herramienta efectiva para poder evaluar cómo nos sentimos preparados para poder afrontar o no lo que podría suceder, pregúntate: ¿qué pensaré, cómo me sentiré, qué haré si...? Ej. qué pensaré, qué sentiré, qué haré si retomamos tratamiento nuevamente o no lo hacemos. Conversa sobre esto después con tu pareja y así toma acuerdos y planifiquen juntos, de qué manera pueden prepararse o ocuparse en resolver aquello que necesitan.
6. Apóyate en tu pareja y en otros: toma acuerdos con ellos sobre cómo pueden ayudarte en esos momentos que identificaste previamente.
Fuente principal:
Greene, R. & Tarken, L. (2009). Equilibio hormnonal para tu fertilidad: la guía más completa para quedarse embrazada y superar la infertilidad. Ediciones Urano. Barcelona - España.
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